4 de mayo de 2013

Una mirada a mi blog

Cuando empecé con este blog allá por 2010 tenia muchas cosas que contar. Cosas hermosas que me pasaban y aquellas que no lo eran. Publicaba cosas sacadas de otros lados, pero que me representaban en ese momento de mi vida. Tenía 15 años, dónde pensas que te comes a todo el mundo, que sos lo más groso, que nadie va a pararte. Gracias a todas estas sensaciones que tenes a esa edad vinieron los problemas, el tema de las notas, de la computadora, de miles de cosas que empecé a hacer.

Recién en 2011 empecé a escribir mis propios textos, a sentirme más liviana dejando mis preocupaciones  ingresándolas por el teclado. Pero mi vida estaba muchísimo más estable, no había tantos altibajos, estaba todo mas o menos bien.

Cuando ya estábamos en el 2012 mi blog estaba abandonado, publicaba 2 o 3 entradas por mes en algunos casos, pero otras veces no subía nada, me fui distanciando y publicaba imágenes o cosas que no eran demasiado importantes para mi.

Al empezar este 2013 me di cuenta que volví a lo que el blog fue en 2010 y 2011, cuando recién arrancaba. En diferente medida, porque en vez de buscar cosas con las que me sentía identificada directamente ahora lo escribo. Empiezo a escribir y me olvido de todo, me pongo a escuchar alguna canción, presto atención en ella y todo lo demás pasa a no existir, hasta el punto de no escuchar más la canción siquiera. Dejo que mi cerebro esté en mi corazón, dedos y ojos dispuestos a escribir.

A lo que voy con todo esto que vengo narrando es que uso el blog para descargarme, y realmente últimamente lo siento así, pero en gran medida. Hay veces que no quiero escribir mucho sobre mis cosas porque esto lo puede leer cualquiera, pero muchas veces tengo esa necesidad de hacerlo, porque no aguanto más.

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