17 de enero de 2014

El día ni la hora.

Es la segunda vez que me pasa y siento que es una señal más que clara para sentarme a escribir.
Como todos saben vivo en Bs. As.; lindo lugar pero administrado como está deja mucho que desear. Con estos días de calor lamentablemente cortan la luz. Por suerte acá donde estoy yo no se corta tan seguido, pero cuando pasa, no deja de ser un bajón.

Hace un mes aproximadamente se cortó la luz a la noche, no me importó nada y empecé a usar el celular sin pensar que más tarde lo iba a usar. Estuve en Facebook, chateando, jugando, hablando; ya no sabía que más hacer, habían pasado como 4 horas y ya casi se me terminaba la batería del teléfono. Saludé a la persona con la que estaba hablando e inmediatamente sonó el timbre (Eso es lo primero que sentís cuando vuelve la luz), pegué un salto, medio de susto, medio de alegría.

Hoy se volvió a cortar la luz, estuve en la cama lo más que pude, me senté a tomar la leche, intenté usar el celular, pero no me funcionaba el 3G y no se podía hacer nada, me puse a seguir una pulsera pero también me cansé. Cuando decidí apoyar la cabeza nuevamente para dormir un rato, suena el timbre.
Jodiendo recién dije "Jesús lo dijo no sabemos el día ni la hora", me acordé inmediatamente de eso. Cuando intento olvidarme del problema de la luz y dejarme estar, no resistirme y dormir, ahí es cuando suceden las cosas, cuando uno no piensa que van a pasar, cuando no se está preparado.

No digo que dejemos todo y nos despreocupemos, pero ¿Cómo vivimos? ¿Dejando que todo pase o estando precavidos?